Han sido tres los nombres que han revolucionado al mundo en los últimos años. Tres los nombres que han apuntado a los niños, a los jóvenes y han logrado lo cometido. Se volvieron conocidos, primero, desde la lectura y luego desde el rostro que les dieron en películas de alto éxito en taquilla. Han sido tres, en los últimos años, uno detrás del otro. Fueron muchos antes y serán muchos después porque siempre, sin importar el tiempo o la condición, se necesitan héroes. Algo más grande que nosotros, más bello y mejor. Algo en qué creer.
En 2005 llegó Crepúsculo con un nuevo nombre, el de Bella Swan. Ella se fue metiendo despacio, atravesando los libros y las películas de Harry Potter, instalándose en los estantes de libros de muchas adolescentes. Hizo que muchas abrieran por primera vez un libro con ganas de leer. Porque les habían contado sobre él, porque las amigas del colegio ya no hablaban de otra cosa. Y no las dejó dormir más. Cuando apagaban las luces de sus casas, se metían debajo de las cobijas con la linterna de su celular para seguir leyendo, para saber qué pasaba con Bella y Edward y su historia de amor. Salieron libros nuevos cada año, Luna Nueva, Eclipse, Amanecer, y luego vinieron las películas. Vendieron 100 millones de copias e hicieron alrededor de tres mil millones de dólares en taquilla.
En el 2008, Suzanne Collins publicó Los Juegos del Hambre. Una historia que ocurre en un futuro distópico, como el de Huxley, como el de Orwell, esta vez en lo que antes, para ese futuro, sería Estados Unidos. Después de guerras y desastres naturales se convirtió en un lugar bajo el nombre de Panem, gobernado por un régimen autoritario con sede en el Capitolio. Panem está dividido en doce distritos. Eran trece antes de que uno de ellos intentara rebelarse; a ese, el gobierno lo eliminó. Cada año, entonces, para recordar su poder, el Capitolio elige dos jóvenes entre los 12 y los 18 años de edad para competir en un juego televisado, un reality show en el que el objetivo es matarse. Solo uno es el ganador: quien sobreviva. Y entonces se vuelven estrellas, ellos, los veinticuatro. Los llevan a apartamentos elegantísimos, les ofrecen grandes banquetes y les proporcionan un diseñador. Él es el encargado de vestirlos para cada uno de los eventos a los que tienen que asistir. Los desfiles, los entrenamientos, las pruebas, en fin. Todo televisado. Son ahora figuras públicas. La audiencia, entonces, escoge su favorito (siempre de su distrito, por supuesto) y el ganador se convierte en héroe. En este caso, una heroína: Katniss. Es un virus lo que ella hace, el signo de la mano del distrito doce (los tres dedos del medio elevados, los de los extremos cerrados adelante), su peinado, sus acciones. Todos quieren ser como ella.
No hay mucha diferencia entre la vida de Katniss y los tres booms editoriales de estos últimos años. La historia de Los Juegos del Hambre, entonces, además de ser un reflejo de la desigualdad social y de los abusos del gobierno, es un espejo de su propio fenómeno. La fama por la fama. El arte de mover masas. Los famosos de las películas viven en su reality show constante, la prensa, los fans que quieren saberlo todo. La vida de una estrella se acentúa con este tipo de fenómenos pues ya el actor no es por sí solo, sino que hace parte de una rueda mucho más grande que él lidera al desempeñar el papel principal.
Jennifer Lawrence insinúa lo complicada que resulta su posición en una entrevista para la revista Vanity: «Ser parte de la franquicia de Los Juegos del Hambre sigue siendo un poco complicado. Es raro hacer frente a este «ser» tan grande. Nunca he estado en otra película donde realmente los fans fueran la base. Es como si un Gran Hermano estuviera mirándonos», dice.
Pero la pregunta debería ir más allá. ¿Cómo logran mover tanta gente? Héroes que se crean, pero ¿por qué? Identificación, seguramente, mímesis, dirían algunos. ¿Qué hace que unas historias escritas hagan que muchos, si no todos, queden envueltos en la historia? Los más intelectuales, incluso, se descubren a sí mismos atrapados en un libro o en una película por los que les daría vergüenza aceptar su gusto. Pero están llamando la atención de muchos y dejando huella, empezando a hacer que lean aquellos que no leían –enseñando ortografía- y a otros niveles, emocionando, conmoviendo, haciendo sentir. En un mundo en el que ya nadie cree en nada, crean héroes, nuevos héroes. Y, si los adolescentes van a creer en algo, que sea, por lo menos, en los héroes de las historias.
Fuente: Cromos
5 comentarios:
Me ha gustado mucho este artículo, ¿de dónde es?
Es hermosos como comentan la influencia que ha causado cada una de estas sagas/trilogía. No simplemente comenta lo que todos ven, sino que entra en puntos casi imperceptibles para la gente y que solo algunos pueden encontrar. Es lindo el articulo y bastante realisata con lo esta pasando actualmente y como se mueven masas. ;D
lei los tres jujuju soy re malota
La que sigue de Los Juegos del Hambre debería ser la saga de Percy Jackson.
Más allá de eso, me encantó el artículo, es muy cierto todo lo que dice, y si bien yo no leí la saga de Harry Potter, sí leí las otras y me encantaron.
Yo leí las 3, Harry Potter fue, es y siempre será la historia con la cual crecí y que influyó en mi vida de maneras inimaginables, dandome una vía de escape cuando el mundo muggle en el que vivía no era lo que precisamente llamamos felicidad, desarrollé mi imaginación a niveles muy altos, descubriendo un nuevo don en mi, que de no ser por J. K. Rowling, jamás lo hubiese descubierto... Crepúsculo (sin ofender a nadie por favor) no digamos que caló muy profundo en mi vida, en sí la historia es buena y confieso que leí los 4 libros día tras día hasta terminarlos, pero no dejó verdadera huella en mi como si lo hizo Harry Potter... Los juegos del hambre llegaron a mi vida en el momento en que estaba viviendo mi "duelo" por decirlo así, del termino de Harry Potter, tanto en literatura como en el cine, y fue lo que se convirtió en mi morphling, devorando esas páginas todos los días hasta que los terminé... Mucha gente cree que tengo un problema psicológico por dejar que estas sagas (HP y LJDH) influyan tanto en mi vida... Pero alguna vez leí por ahi que... "Una persona que no lee vive tan sólo una vida antes de morir, un lector puede vivir mil vidas" Excelente artículo :D
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