Judianna Makovsky es una diseñadora de vestuario con más de 15 años de experiencia en la industria, y hoy en día es considerada una de las con mayor talento dentro de los exponentes contemporáneos del vestuario para cine. Ha estado detrás de la creación y confección de trajes inspirados en cada período y género cinematográfico imaginable, incluyendo en esto las zonas residenciales norteamericanas de los ’50, películas de navegación, beisbol, películas de vaqueros e incluso una versión actual de Charles Dickens. Pero sin duda sus trabajos más reconocidos están –sea coincidencia o no- en grandes sagas que han marcado a las nuevas generaciones, tales como X-Men, Harry Potter y la actual y exitosa “Los Juegos del Hambre”.
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En cuanto a esta última película, confiesa haber tratado de ser lo mas fiel a lo que el libro describía. Comenzó su investigación analizando y observando fotografías de la clase trabajadora del siglo XIX hasta la década de 1960 en la región de los Apalaches y otros lugares de Estados Unidos, tomando principalmente las formas simples de la ropa y la gama de colores que encontraron particular de la época. En un comienzo, la inspiración llegó a niveles tan altos junto a su equipo de trabajo que dicen haberse vuelto locos con las ideas para los trajes, pero la sutileza fue finalmente la ganadora, al igual que en todos sus trabajos. Lo principal está en ser capaz de ver al personaje a través de la ropa que éste decide ponerse.
La inspiración de Makovsky está principalmente en lo que ella suele llamar los “diseñadores de piezas dramáticas”, como por ejemplo Alexander McQueen, Jean Paul Gaultier, Rodarte y Elsa Schiaparelli. Pero a diferencia de ellos, no puede hacer de cada pieza algo que se sustente por sí solo, sino más bien un complemento, una pieza que hable del personaje pero que no sea el personaje mismo, ése es trabajo del actor por completar.
Cada una de sus piezas es como un hijo para ella, y se siente 100% ligada a cada creación, pone su corazón y dedicación completa en cada una, y se declara perfeccionista en extremo. De hecho, cuando estaba haciendo el vestuario para Harry Potter, llegó a cambiar su numero de teléfono porque le aterrorizaba que la gente se decepcionara de su trabajo y la llamara para decírselo.
Con millones de vestuarios confeccionados, sólo podemos esperar para ella lo mejor, más proyectos y nuevos directores que deseen poner en sus manos el imaginario textil de sus películas, y quien sabe, quizás un 4° Oscar ya venga en camino.
Fuente: VisteLaCalle
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